Directiva europea 2009/28/CE y energías renovables

La directiva europea 2009/28/CE y el plan de acción italiano

La Directiva europea 2009/28/CE es un plan de acción común a todos los Estados miembros de la Unión Europea para mejorar la eficiencia energética en el consumo de energía y promover el uso de fuentes renovables en el transporte, la electricidad y la calefacción o refrigeración de espacios.

Los principales objetivos de la Directiva europea son dos

  1. Mejora del 20% de la eficiencia energética global a partir de fuentes renovables para 2020;
  2. Aumento del 10% de la energía procedente de fuentes renovables en el transporte.

La Directiva también estipula que cada Estado miembro debe adoptar su Plan de Acción Nacional de Energías Renovables en el que se indiquen los objetivos de cada sector y la forma en que pretende alcanzarlos, garantizando una cuota del 10% de energía renovable para el sector del transporte, como se menciona en el punto 2.

Italia adoptó su Plan de Acción Nacional para las Energías Renovables (PNA) en junio de 2010 y con el Decreto Legislativo 3/3/2011, n. 28 estableció las modalidades de aplicación de las medidas previstas por el PNA, en coherencia con las indicaciones de la Directiva Europea 28 de 2009.

Los principales objetivos del PNA italiano son:

  1. La seguridad del suministro energético, dado que Italia es un país que importa la mayor parte de sus necesidades energéticas;
  2. la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero tóxicos para el medio ambiente, como el CO2 y el CH4;
  3. Mejorar la competitividad de la industria nacional: Italia debe aprovechar la innovación tecnológica para promover las energías renovables con el fin de crear una estabilidad económica a largo plazo para que las industrias italianas inviertan en fuentes de energía alternativas.

Los sectores implicados en el Plan de Acción son los siguientes

  1. Calefacción, refrigeración y usos térmicos: suponen una gran parte del consumo final nacional, que se ve incrementado significativamente por el uso de calderas industriales. El PNA italiano persigue el desarrollo de fuentes renovables para las redes de calefacción urbana y las plantas de cogeneración, así como la introducción del biogás en la red italiana de distribución de gas natural. También promueve las energías alternativas para las necesidades de calor en los edificios.
  2. Electricidad: Las fuentes de energía renovables, como el sol y el viento, no garantizan una producción constante de energía debido a sus peculiares características de intermitencia. Como la electricidad no puede almacenarse y debe convertirse inmediatamente, se necesita un sistema de supervisión para controlar en todo momento cuánta energía se produce y cómo se distribuye.

En Italia, este sistema, denominado despacho, es gestionado por Terna a través de un Centro Nacional de Control, el corazón del sistema eléctrico italiano que recorre 74723 km, es decir, 293 líneas eléctricas.

El PNA prevé la creación de redes eficientes de almacenamiento, depósito y envío de la electricidad producida (que no puede inyectarse en la red) y la implantación de nuevas líneas eléctricas en el sistema gracias al desarrollo de parques eólicos en el sur de Italia y sus dos islas.

  1. Transporte: Cada Estado europeo está obligado a garantizar la cuota del 10% de energía renovable que debe invertirse en el sector del transporte. El principal mecanismo para incentivar el uso de energías renovables en el sistema de transporte es la comercialización de un porcentaje mínimo de biocombustibles, es decir, de combustibles obtenidos a partir de la biomasa, como el bioetanol, el biodiésel y el biohidrógeno.

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¿QUÉ SON LAS ENERGÍAS RENOVABLES?

Las fuentes de energía renovables producen electricidad sin contaminar el medio ambiente. Son recursos disponibles de forma natural que pueden regenerarse de forma continua, espontánea y en cantidades potencialmente inagotables. Su impacto medioambiental es insignificante en comparación con las fuentes de energía tradicionales de combustibles fósiles y nucleares, que, por el contrario, no son renovables.

Los combustibles fósiles proceden de la materia orgánica depositada en el subsuelo de la corteza terrestre, como el carbón, el gas natural y el petróleo crudo, mientras que los combustibles nucleares proceden principalmente del uranio. En ambos casos, se trata de fuentes agotables, muchas de las cuales son además altamente contaminantes.

Las principales formas de energía renovable son:

  • Energía solar: es la principal forma de energía de la Tierra y se convierte en electricidad mediante paneles solares y sistemas fotovoltaicos, aprovechando el efecto electromagnético. El calor también procede de la energía solar, es decir, de la energía térmica utilizada para calentar los fluidos.

A diferencia de todos los demás, los sistemas de energía solar tienen la capacidad de funcionar todo el año, ya que el sol está siempre presente. Además, los sistemas de almacenamiento permiten guardar la energía solar para compensar la escasez durante la noche.

Los sistemas fotovoltaicos ya se utilizan en Italia desde hace tiempo y pueden instalarse en los tejados de los bloques de pisos o de las casas particulares, lo que supone un ahorro considerable en las facturas de los servicios públicos.

  • Energía eólica: es la energía mecánica generada por la masa de aire movida por el viento. Con las palas y turbinas eólicas, la energía cinética del viento se capta y se convierte en energía eléctrica. Las plantas de energía eólica son más eficientes cuando están situadas cerca de los mares y océanos.
  • Energía de la biomasa: se trata de una energía muy versátil, derivada de cualquier tipo de materia orgánica, como los residuos domésticos orgánicos, la madera no utilizada, el estiércol de las granjas y los residuos de los cultivos agrícolas. Según el tipo y la composición de la biomasa, ésta se convierte en energía mediante diferentes procesos: por ejemplo, la biomasa leñosa se convierte mediante procesos térmicos (combustión), mientras que la biomasa húmeda se convierte mediante procesos bioquímicos (fermentación).

Se utiliza principalmente en el sector del transporte (biocombustibles para alimentar vehículos) y en las industrias manufactureras.

  • Energía geotérmica: es la energía que aprovecha el calor de la Tierra generado por los procesos de desintegración nuclear de elementos radiactivos (uranio, torio y potasio) dentro del núcleo, el manto y la corteza terrestre. Las centrales geotérmicas transforman este calor en electricidad. La producción de energía geotérmica es continua, ya que no depende de las temperaturas exteriores ni de las condiciones meteorológicas. Sin embargo, no siempre es fácil aprovechar los yacimientos, que pueden alcanzar grandes profundidades.
  • Energía hidráulica: es la energía producida por el movimiento del agua. Mediante turbinas y aprovechando la fuerza de la gravedad, la energía cinética producida por los ríos y las mareas se transforma en electricidad. La energía hidroeléctrica es potencialmente infinita, mientras exista el ciclo del agua.

Las centrales hidroeléctricas suelen instalarse en las montañas o se construyen presas cerca de los embalses. De este modo, se maximiza el potencial gravitatorio.

  • Energía marina: es la energía generada por las corrientes oceánicas, es decir, por grandes masas de agua, para producir electricidad. La energía oceánica se capta mediante el movimiento de las palas y las turbinas, como en el caso de la energía eólica.

Los océanos también son capaces de producir energía térmica a partir del calentamiento del agua provocado por la radiación solar.

El fomento de las energías renovables es crucial para el proceso de transición energética. Además de reducir las emisiones de gases contaminantes y residuos radiactivos perjudiciales para el medio ambiente, las fuentes de energía alternativas aportan beneficios políticos y económicos al liberar a los países de la dependencia del petróleo, que sólo se encuentra en determinadas zonas geográficas del planeta. La autosuficiencia energética a partir de recursos naturales, como el sol, el viento y el agua, reduce los costes de extracción, transporte e importación de petróleo y otros combustibles fósiles, estimulando el mercado interno.

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