Crisi energetica industriale

La crisis energética y sus consecuencias en las industrias más afectadas

¿De dónde viene la energía en italia?

Para entender la actual crisis energética y sus consecuencias en el sector industrial, primero debemos hacer un breve repaso de la situación energética italiana.

Italia necesita energía para funcionar (viviendas, calefacción, fábricas, transportes…). Esta proviene de fuentes renovables en un 20% (sobre todo hidroeléctricas), del petróleo en un 33% y del gas natural en un 40% (el 7% restante proviene de otras fuentes secundarias).

Por lo tanto, Italia produce energía principalmente mediante la quema de gas.

En 2020, consumió 71.000 millones de metros cúbicos de gas natural: 66 de ellos los importa del extranjero, los otros 5 los extrae de sus propios yacimientos. Así, hasta el 95% del gas natural procede del extranjero.

El gas natural, compuesto en su mayor parte por metano, se concentra en reservas subterráneas distribuidas en unas pocas zonas geográficas, como los países de la antigua Unión Soviética, los países de Oriente Medio, algunos estados del norte de África y del norte de Europa y Estados Unidos. Italia, a través de gasoductos internacionales, importa gas de:

  • Holanda y Noruega (2,9%);
  • Libia (4,2%);
  • Azerbaiyán (9,5%);
  • Argelia (27,8%);
  • Rusia (38,2%).

El 13,1% restante del gas que consumimos llega por vía marítima en forma de gas licuado (GNL), sobre todo de Qatar. Uno de los métodos utilizados para transportar el metano de un lugar a otro es enfriarlo a temperaturas inferiores a la de licuefacción.

Una regasificadora es una planta industrial que sirve para llevar el metano de estado líquido a gaseoso con el fin de distribuirlo por el territorio y utilizarlo como combustible.

Cuando hablamos de gas, no sólo debemos pensar en la calefacción y la cocina, sino también en la electricidad. En 2020, de hecho, el 66% de la electricidad en Italia fue generada por centrales termoeléctricas, que se alimentan principalmente de gas. El resto de la electricidad procede de la hidroelectricidad (17,6%), la fotovoltaica (8,9%) y la eólica (6,7%).

¿CUÁLES SON LAS CAUSAS QUE HAN LLEVADO A LA CRISIS ENERGÉTICA?

Los precios del gas natural llevan subiendo en Europa desde noviembre de 2020 y ahora se multiplican por 6. Las causas que han llevado a la actual crisis energética son:

  1. El calentamiento global, que tiene efectos cada vez más extremos. El invierno más frío y el verano más caluroso del año pasado provocaron un aumento del consumo de energía para calefacción y aire acondicionado;
  2. La recuperación económica tras el Covid que requirió una gran cantidad de energía para poner en marcha de nuevo la economía (fábricas, transportes, oficinas..). El caso más ejemplar es el de China: el auge industrial tras la crisis, impulsado por las exportaciones, provocó un aumento de la demanda energética, alcanzando una intensidad tan alta que desencadenó un auténtico apagón energético en el país, aumentando, de forma bastante inesperada, la competencia de China con el carbón y el gas rusos
  3. La falta de reservas: las dos causas anteriores llevaron a la utilización inmediata del gas, el petróleo y el carbón, sin la posibilidad de almacenar o acopiar energía de reserva, con el resultado de encontrarse prácticamente sin reservas;
  4. Las limitaciones técnicas para la extracción, el procesamiento, la distribución y el almacenamiento de gas;
  5. El aumento del precio de los certificados de emisión de CO2, que deben comprar perentoriamente las industrias más intensivas en energía para permitir la transición energética. Todas las calderas industriales que funcionan a altas presiones están sujetas a una normativa cada vez más estricta.
  6. Cuestiones geopolíticas: la creciente tensión en muchas zonas del mundo de las que Italia importa gas entraña graves riesgos para la estabilidad energética del país y pone de manifiesto que la importación de gas para Italia exige sobre todo estabilidad en las relaciones internacionales.

Nord Stream, por ejemplo, el gasoducto submarino de más de 1.200 km de longitud, transporta 55.000 millones de metros cúbicos de metano al año desde Rusia a Alemania a través del Mar Báltico. Se ha construido una línea paralela, llamada Nord Stream 2 (que se completará en septiembre de 2021) para aumentar las importaciones de gas ruso a Europa. El canciller alemán, Olaf Scholz, suspendió el proyecto el pasado noviembre como respuesta firme a la agresión rusa contra Ucrania.

Las causas de la crisis energética ponen de manifiesto la rigidez del sistema energético italiano, basado en una combinación de fuentes insuficientemente diversificada. En los últimos años, las inversiones en la producción de energía han sido insuficientes tanto respecto a los objetivos climáticos, claramente demasiado ambiciosos a corto plazo, como a la diversificación de las fuentes a largo plazo.

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¿QUÉ SECTORES SE VEN MÁS AFECTADOS POR LA CRISIS?

Las industrias más intensivas en energía son las que están sufriendo las consecuencias más graves de esta crisis y podrían sufrir verdaderos bloqueos energéticos.

Además de sufrir la inestabilidad del suministro del principal recurso fósil, el gas natural, debido a la guerra ruso-ucraniana, también tienen que soportar la carga de unas facturas de electricidad cada vez más elevadas y cumplir con los permisos de la UE sobre emisiones de CO2 para una producción sostenible.

Por si fuera poco, la crisis energética que afectó a China en los últimos meses del año pasado tuvo un efecto dominó a escala planetaria, con graves repercusiones en la economía de muchos países.

Las industrias más afectadas son:

  • Industria del papel:

La producción de cajas de cartón y materiales de embalaje, que había tenido que hacer frente a una enorme demanda debido al crecimiento del comercio electrónico durante el cierre, se está viendo ahora afectada por la crisis energética. La paralización de la producción de las fábricas de papel también afecta a la edición.

  • Industria alimentaria:

El sector de la transformación de alimentos es quizás el que más sufre debido a la escasez de productos básicos, como los cereales. Algunas plantas de procesamiento de soja, por ejemplo, que trituran los granos para producir harina para la alimentación animal y aceite para cocinar, se han visto obligadas a cerrar.

En el sector agrícola, los precios de los fertilizantes se han disparado.

En el sector lácteo, los cierres energéticos podrían paralizar las máquinas de ordeño, mientras que el aumento de los costes del almacenamiento en frío tendrá graves repercusiones para los proveedores de carne de cerdo.

  • Industria textil:

En China, la industria textil ha sufrido paros de producción de hasta el 40% debido al racionamiento energético. Australia produce el 90% de la fibra textil y la demanda cada vez menor de lana pone en grandes dificultades a los ganaderos australianos.

  • Industria electrónica:

China es el mayor productor de chips del mundo y un importante centro de envasado de semiconductores utilizados en electrodomésticos. La empresa china Pegatron Corp, por ejemplo, es un socio clave para Apple, que puede sufrir un colapso si se interrumpen los suministros chinos.

  • Industria del automóvil:

Los fabricantes de automóviles han reducido la producción, primero por la pandemia, y ahora por la escasez de semiconductores que no permiten fabricar chips.

  • Industria del vidrio y del acero:

Las fábricas de acero y vidrio utilizan grandes cantidades de electricidad y gas. Un productor de acero gasta una media de 10 millones al mes en energía, hoy paga 35 millones. Las fábricas de vidrio, la excelencia del Made in Italy, consumen más de mil millones de metros cúbicos de metano al año: las altísimas temperaturas de fusión (alrededor de 1.700 °C) necesarias para la producción hacen prácticamente imposible apagar los hornos.

  • Industria de la cerámica:

La industria cerámica solía gastar unos 250 millones de euros en su factura de gas antes de la pandemia, hoy alcanza la cifra de 1.250 millones. A esto hay que añadir los aumentos del 400% de la electricidad, las materias primas, el embalaje y el transporte.

Este escenario muestra que la actual crisis energética obliga a las industrias a pensar en el corto plazo, lo que hace muy difícil imaginar una transición energética que pueda promover valores de sostenibilidad y desarrollo cuando el problema empieza a ser de subsistencia.

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